Gran parte de la tensión política que vivía el país empezó a bajar luego de la firma del pacto, mientras avanzaban los días camino a las elecciones del 16 de mayo de 1996.
Hoy sábado, 10 de agosto, se cumplen 30 años de la firma del Pacto por la Democracia de manos de sus flamantes protagonistas, el entonces presidente, Joaquín Balaguer, y José Francisco Peña Gómez, para remediar una crisis política y electoral que estremeció a la nación y marcó un precedente en la historia dominicana imposible de olvidar.
Todo inició cuando Balaguer, a la sazón jefe de Estado y candidato del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), fue proclamado por la Junta Central Electoral (JCE) ganador de las elecciones del 16 de mayo de 1994, legitimando la derrota de su contrincante, el perredeísta José Francisco Peña Gómez.
Tras la emisión de los resultados, sectores de la población salieron a las calles en manifestaciones de protesta contra lo que consideró la ejecución de un fraude electoral para favorecer a Balaguer.
Ante el revuelo y descontento de la población y las constantes denuncias de fraude por parte de Peña Gómez, Balaguer le propuso la división del poder para ambos gobernar periodos de dos años.
Esta oferta fue rechazada inmediatamente por el líder del PRD que, en cambio, le hizo una contrapropuesta a Balaguer sobre la firma de un pacto en el que se estipulaban medidas relacionadas con el escenario político.
Pero a distancia de esto, Peña Gómez parece no haber siquiera imaginado la astucia que aplicaría el desaparecido caudillo reformista.
La decisión negativa de Peña Gómez encaminó a la firma del célebre “Pacto por la Democracia”, en el que se establecieron algunos puntos interesantes que cambiaron la atmósfera política de esos tiempos, ya que Balaguer tuvo que reducir su periodo presidencial a dos años para celebrar nuevas elecciones en 1996, como parte de lo establecido en el convenio.
También se estipuló la separación de las elecciones presidenciales, las municipales y las congresuales, se prohibía la reelección en dos períodos consecutivos, mediante una reforma constitucional, y se acordó que, a fin de ser electo presidente, el candidato debería obtener el 45% más un voto y, en caso de no conseguirlo, realizarse una segunda vuelta. Esto último consta en un segmento del Manual de Historia Dominicana, del historiador Frank Moya Pons.
El autor narra que Balaguer aceptó los términos propuestos por Peña Gómez y el 10 de agosto de 1994 se procedió a la firma del Pacto por la Democracia en un acto en el Palacio Nacional ante decenas de testigos y miembros de la prensa, pero antes de realizar la firma y a escondidas del público, pasó algo inesperado, según relata Moya Pons en su obra.
“En el último minuto y justo antes de la firma del pacto, se produjo una reunión secreta entre los ayudantes más cercanos de Balaguer y una delegación del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para modificar secretamente el borrador del pacto aumentando a un 50% más uno el número de votos requeridos para evitar una segunda vuelta”, señala Moya Pons.
Para algunos, esa última decisión habría sido ideada debido a la popularidad de que disfrutaba Peña Gómez, asegurándose que a éste no le resultaría difícil superar el 45% de los votos para ganar en la primera vuelta en las elecciones de 1996, como se había acordado en principio.
fin de la crisis
Gran parte de la tensión política que había en el país empezó a bajar luego de la firma del pacto, mientras avanzaban los días camino hacia las elecciones del 16 de mayo de 1996, bajo una supervisión estricta de la Junta Central Electoral y observadores internacionales.
Esta vez, Peña Gómez debió de enfrentarse en las urnas a Leonel Fernández, por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). En la primera vuelta, ninguno de los candidatos logró sobrepasar el 50 por ciento de los votos. Fernández obtuvo un 39 por ciento y Peña Gómez un 49 por ciento.
Ante estos resultados, se pasó a la fase de segunda vuelta electoral 45 días después de las elecciones generales, y los resultados alzaron a Leonel Fernández, con el apoyo del PRSC de Balaguer y el PLD del PLD, bajo la alianza Frente Patriótico, con un escaso margen de 71.741 votos.
Ante estos resultados finales, algunos líderes del PRD no los aceptaron, alegando otro supuesto fraude, pero Peña Gómez desistió de la lucha, tras su quebranto de cáncer, y aceptó la derrota.
Finalmente, el 16 de agosto del 1996, Leonel Fernández Reyna tomó posesión a la presidencia dando por finalizada una crisis electoral muy encendida.
historiadores y testigos
Para el historiador Eugenio Galán, la firma del ese convenio abonó al fortalecimiento de la democracia a través de los años debido a la forma en que ha evolucionado el desarrollo de los procesos electorales, aunque señala a la población aún le falta cultivar su decisión basada en propuestas y no promesas.
“Ese fraude generó una crisis en la población que podía desencadenar una revuelta civil, pero, por suerte, no llegó a esos extremos porque pudo ser más violenta y traer mayores consecuencias”, dijo.
rafael “fafa” taveras
Rafael (fafa) Taveras, exdirigente del movimiento Popular Dominicano (MPD), y para entonces líder del Bloque Socialista, contó que Balaguer llamó a Peña Gómez para conversar personalmente sobre la situación. “En ese momento, Peña Gómez llamó a Héctor Aristy, líder del Movimiento de 24 de Abril, y a mí, para que nosotros le acompañáramos a la conversación con Balaguer”.
En el Palacio Nacional, agregó, Balaguer le planteó que lo mejor era compartir el periodo en dos años, para cada uno, a lo que Peña Gómez se limitó a responder: “déjeme pensarlo”.
Taveras recuerda que ante esa propuesta, los amigos cercanos de Peña Gómez, incluyéndose él y Héctor Aristy, le recomendaron no aceptar la oferta.
consuelo despradel
Consuelo Despradel, que laboraba para un medio de comunicación, estuvo presente durante la firma del Pacto por la Democracia. Para su sorpresa, fue llamada como testigo del convenio sin que alguien le informara de su participación, según relató a este diario.
En un audiovisual que recoge la firma del pacto, se observa cuando Despradel es llamada de testigo y esta, seguidamente, se levanta de su asiento ante la multitud y expresa, enérgicamente: “yo no firmo eso”.
“Yo me sorprendí que digan entre los testigos fulano, perencejo, Consuelo Despradel, y yo dije: ‘no firmó eso, yo no firmo eso, eso es una imposición’; eso sí, me temblaban las canillas; no fue de forma heroica”, dijo.