Boko Haram es conocido por utilizar mujeres suicidas en su lucha armada en esta región de Nigeria fronteriza con Camerún, pero ese modus operandi se volvió menos frecuente en el país, donde los combatientes yihadistas suelen optar por otros métodos (secuestros, asesinatos, saqueos, etc.).
Abubakar Buba asistía a una boda el sábado por la tarde en Gwoza, una ciudad de 400.000 habitantes en el noreste de Nigeria, cuando “entró una mujer que llevaba a dos niños de la mano”. Entonces oyó una explosión.
Gwoza fue escenario de cuatro atentados suicidas casi simultáneos ese día, al menos tres de ellos llevados a cabo por mujeres, que dejaron “al menos 18 muertos” y unos cuarenta heridos, según los servicios locales de emergencias.
Buba, como otras víctimas, fue trasladado al hospital de Maiduguri, capital del estado de Borno situada a unas tres horas de Gwoza.
No muy lejos de él, Aishatu Usman vela a su hijo, que sigue inconsciente tras el atentado ocurrido durante la ceremonia de boda.
“Ruego a Dios que mi hijo se recupere pronto y que los autores de este horrible crimen vuelvan al buen camino”, declaró la mujer a AFP.
Los cuatro ataques, por ahora no reivindicados, son un doloroso recordatorio para los residentes locales de que el grupo yihadista Boko Haram sigue siendo una amenaza real.
Boko Haram es conocido por utilizar mujeres suicidas en su lucha armada en esta región de Nigeria fronteriza con Camerún, pero ese modus operandi se volvió menos frecuente en el país, donde los combatientes yihadistas suelen optar por otros métodos (secuestros, asesinatos, saqueos, etc.).
– “Era de miedo”-
Boko Haram, profundamente arraigado en el estado de Borno, se apoderó de Gwoza en 2014 y la declaró califato.
La ciudad fue recuperada en 2015 por el ejército nigeriano, con la ayuda de las fuerzas de Chad, pero el grupo yihadista sigue lanzado ataques desde las montañas situadas junto a la localidad.
El presidente nigeriano, Bola Ahmed Tinubu, condenó “firmemente los atentados suicidas” el domingo, considerándolos “una clara demostración de la presión contra los terroristas”.
El jefe del Estado afirmó que los ataques eran un “episodio aislado” y prometió que no permitiría que “la nación entre en una era de miedo, lágrimas, dolor y sangre”.
Naciones Unidas también condenó estos ataques el domingo, y ofreció “todo el apoyo” necesario a las autoridades de Borno.
– Vuelta “a 2014” –
El primer atentado tuvo lugar durante una ceremonia nupcial, hacia las 15H00 del sábado, cuando una mujer detonó explosivos entre los invitados.
Durante las oraciones fúnebres por las víctimas de ese ataque, otra mujer suicida “se abalanzó sobre la congregación y detonó otro artefacto, matando a muchas personas”, indicó Barkino Saidu, jefe de los servicios locales de emergencia (SEMA), en un informe difundido el sábado.
Poco después se produjo otra explosión en las inmediaciones del hospital general de la ciudad por un artefacto detonado por una adolescente, añadió.
Un integrante de la milicia antiyihadista que apoya al ejército en Gwoza dijo que tres personas murieron, entre ellas un soldado, en otro atentado contra un puesto de seguridad. Este balance aún no fue confirmado por una fuente oficial.
“Esto me hace volver a 2014, cuando Gwoza estaba ocupada por estos grupos terroristas”, declaró Baba Shehu Saidu en el hospital de Maiduguri, tras haber perdido a cinco miembros de su familia en uno de los ataques del sábado.
Fatima Musa, secretaria del gobierno local de Gwoza, indicó el domingo por la mañana a AFP que “la situación está tranquila”, añadiendo que el ejército estaba desplegado en la ciudad pero que “la gente seguirá teniendo miedo”.
La violencia yihadista, que dura ya 15 años, ha matado a más de 40,000 personas y llevado a unos dos millones a desplazarse en el noreste de Nigeria.