Tanto la ausencia de cines como la falta de espacios para la realización de actividades recreativas constituyen un desafío “significativo” para el desarrollo cultural y social de esa región, según el Ministerio de Economía.
Los habitantes de la zona fronteriza de República Dominicana carecen de pantallas de cine, espacios “adecuados” para realizar actividades culturales y artísticas, y sufre una distribución desigual de bibliotecas públicas, en comparación con el resto del país.
Así lo ha subrayado el Ministerio de Economía a través del informe: “Monitor de la Frontera” correspondiente a junio de este año, en el que ha abordado la incidencia de la economía naranja en ese territorio.
La economía naranja se fundamenta en sectores cuya producción y distribución de sus bienes y servicios proviene de la creatividad, la propiedad intelectual o la herencia cultural de una región, como la arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, diseño, moda, música, entre otros.
A escala nacional, el sector creativo y cultural “ha cobrado creciente importancia” en esa región, aportando el 1.5% del producto interno bruto (PIB) y generando medio millón de empleos, lo que equivale al 12.5% de la fuerza laboral del país, según datos del Banco Central y el Ministerio de Cultura.
Sin embargo, ese no ha sido el caso para las siete provincias de la zona fronteriza: Pedernales, Independencia, Elías Piña, Dajabón, Montecristi, Santiago Rodríguez y Bahoruco, dado que esos territorios aún enfrentan “varios desafíos” que limitan el crecimiento de las actividades culturales y artísticas, según Economía.
“La ausencia de cines en la zona fronteriza resalta una disparidad significativa en la distribución de recursos culturales, posiblemente afectando la calidad de vida y el desarrollo cultural de sus habitantes”, señaló.
Mientras que la falta de espacios para la realización de actividades culturales “constituye un desafío significativo en la oferta disponible para el desarrollo cultural y social”.
Con el acceso a bibliotecas públicas, la zona fronteriza encara retos “importantes”, ya que, de acuerdo con Economía, allí albergan 111 bibliotecas, el 7.52% del total en el país.
“Aunque esta región tiene un índice de bibliotecas públicas por cada 100,000 habitantes, más alto que el promedio nacional, la distribución desigual de estas bibliotecas sigue siendo un problema”, afirmó la institución.
Y añadió: “Las bibliotecas son fundamentales para el desarrollo cultural y educativo, y su ausencia en ciertas áreas limita el acceso a una variedad de contenidos”
Todo esto ocurre aun cuando la zona fronteriza cuenta con más de 156 patrimonios culturales distribuidos en infraestructuras arquitectónica e históricas, así como actividades artísticas y creativas, que dinamizan las economías de esas provincias.
Sin embargo, el problema recae en la limitada “explotación” de esos bienes culturales, según reconoció Economía.
“Las cavernas con arte rupestre y los festivales tradicionales locales, aunque valiosos, no han sido lo suficientemente promovidos ni integrados en una estrategia de desarrollo cultural y turístico amplia”.
Además, la falta de programas educativos especializados en las artes, la cultura y la gestión de empresas creativas ha sido otro de los problemas que ha provocado el rezago de la zona fronteriza con relación a la economía naranja, indicó Economía.