La investigación sobre las rutas migratorias y los contactos entre estos grupos sigue en curso, y es probable que en el futuro se descubran más detalles sobre las interacciones y adaptaciones culturales que moldearon la historia de Cabo Samaná.
Los “Ortoroides” y los “Punta” o “Protocigüayos” fueron otros grupos culturales que se habrían asentado en Cabo Samaná, luego de los “Samaneses de tradición casimiroide” (3,550 A.C.), según las dataciones de Carbono 14 y los materiales levantados sobre la ocupación prehispánica de esta zona a lo largo de aproximadamente 5,050 años.
Este es el resultado de seis años de excavaciones y prospecciones arqueológicas en Cabo Samaná, encabezadas por el arqueólogo Adolfo López. El equipo de investigación ha logrado reconstruir los lapsos de tiempo de la ocupación en Samaná de estos primeros humanos que poblaron las Antillas Mayores.
Estos grupos se asentaron de forma alterna en el Abrigo de Dana (año de descubrimiento y trabajo arqueológico 2023, 2024), el Abrigo de Daniel (2022), la Cueva Funeraria de Daniel (2022 y 2023), el Abrigo del Frontón (2019), el Abrigo de Ferruccio (2024), la Cueva de Sara (2024) y el Abrigo de Playa Madama (2019), en la provincia de Samaná.
“Todos estos grupos, sin excepción, utilizan los medios de subsistencia de los que les provee la naturaleza del área: aguas de la bahía de Samaná, arrecifes de coral, zona costero marina, llanura litoral y área boscosa del farallón y el monte que lo culmina”, detalla López, especialista en metodología arqueológica.
Samaneses, el primero y más antiguo
El primer grupo arcaico que habita la zona se asentó hacia el año 3,550 antes de cristo. Este grupo, denominado por los investigadores como Samaneses de tradición casimiroide, permaneció en el área alrededor de 1,450 años.
La investigación muestra que la presencia más temprana se localiza en la Cueva Funeraria de Daniel, un sitio que, como indica López, “funcionaba no solo como lugar de refugio, sino también para procesar alimentos y realizar enterramientos”.
Además, descubrieron que el Abrigo de Dana y el Abrigo de Daniel, en un principio utilizado como lugares de habitación, posteriormente fueron transformados en cementerios.
Explica que “el Abrigo de Daniel observamos que en un momento dado se abandona como zona de habitación y es utilizado posteriormente como cementerio por quienes habitaban en el Abrigo de Dana”, algo que, según él, fue corroborado por las coincidencias en las dataciones de Carbono-14 de ambos sitios arqueológicos.
“Las pruebas demostraron que son coetáneos”, dice.
Llegan Ortoroides, nuevo grupo
Unos 250 años después, otro grupo cultural arcaico, conocido como Ortoroides, se asienta en los abrigos del Cabo Samaná.
Este grupo, completamente distinto a los Samaneses de tradición casimiroide, permanece en los abrigos del Cabo Samaná durante 1,025 años.
Entre la desaparición de los Samaneses y la aparición los Ortoroides hubo un periodo vacío de dos siglos y medio.
Sin embargo, según López, “no descartamos que posteriores trabajos nos indiquen un contacto entre ambos grupos que pudo provocar la desaparición del primero de ellos o la aculturación estos”
Los Punta o Protocigüayos
Al menos 375 años después que dejaron el lugar los Ortoroides, se asientan en el Abrigo de Dana los grupos Punta o Protocigüayos. Este grupo permanece en el sitio al menos hasta el año 1,500 después de Cristo.
“Entre la desaparición de los Ortoroides y la aparición los Punta o Protociguayos pasaron casi cuatro siglos”, explica López, “aunque no descartamos que posteriores trabajos nos indiquen un contacto entre ambos grupos que pudo provocar la desaparición del primero de ellos o la aculturación de estos”.
También es posible, según López, que los Ortoroides evolucionaran bajo la influencia de otro grupo cultural “Saladoide” o “Cuevas”.
“Incluso cabe la posibilidad de una evolución de los Ortoroides que influenciados por otro grupo cultural Saladoide o Cuevas, cuyas producciones cerámicas en pequeña medida también se encuentran junto con las de tipología Punta, generasen el grupo denominado Punta o Protocigüayo”.
Estos descubrimientos arqueológicos forman parte de un proyecto integral sobre los primeros pobladores de las Antillas y sus rutas migratorias, que trabajan los expertos con el apoyo de Guahayona Institute y la colaboración de la Fundación García Arévalo, la Academia de Ciencias, el Museo del Hombre Dominicano y el Viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad.
La investigación sobre las rutas migratorias y los contactos entre estos grupos sigue en curso, y es probable que en el futuro se descubran más detalles sobre las interacciones y adaptaciones culturales que moldearon la historia de Cabo Samaná.