“Nunca había sentido la conexión tan profunda entre lo que soy y lo que interpreto”, afirma la actriz dominicana en una entrevista para LISTÍN DIARIO, en la que recuerda que su niñez en RD descubrió su rol artístico
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En una conversación a través de Zoom, Zoe Saldaña me recibe con una sonrisa tranquila, esa misma que refleja en sus múltiples interpretaciones. Exclamo que tenemos la misma hermosa procedencia, su reacción casi noquea su micrófono.
La actriz dominicana, conocida mundialmente por sus papeles en franquicias de alto presupuesto como “Avatar” y “Guardianes de la Galaxia”, estaba en línea para hablar de su más reciente y desafiante proyecto: “Emilia Pérez”, que se estrenará en los cines dominicanos el 14 de noviembre, además de que desde un día antes se podrá ver en Netflix.
Este film, dirigido por el francés Jacques Audiard, ofrece a Saldaña la oportunidad de explorar nuevas facetas de su talento y, al mismo tiempo, reconectar con sus raíces.
SUS ORÍGENES
Saldaña creció en Nueva York, pero pasó varios años de su niñez en la República Dominicana después de la trágica muerte de su padre en un accidente automovilístico.
Durante esos años en el Caribe, descubrió su amor por el baile y la actuación, habilidades que finalmente le abrirán las puertas en Hollywood.
Lo curioso es que, a pesar de haber comenzado su carrera en un drama de ballet (Center Stage, 2000), no había vuelto a bailar en una película hasta ahora.
En su idioma
En “Emilia Pérez” no solo canta, sino que también danza y actúa en su idioma natal, el español. “Nunca había sentido la conexión tan profunda entre lo que soy y lo que interpreto”, confiesa.
Saldaña explica que esta fue la primera vez que tuvo que audicionar en español, cantando en vivo para el director a través de Zoom.
“Fue un proceso de muchos nervios, pero encontré la voz de Rita”, dice.
Después de esa audición, Audiard se convenció de que ella era la persona indicada, al punto de reescribir el guión para adecuar el personaje a su madurez y experiencia.
El esfuerzo físico y emocional que requirió este papel es evidente. Una de las escenas más intensas de la película, según describe, es un número musical titulado “El Mal”, en el que Saldaña canta, baila y desafía con fervor a las figuras de poder que la rodean en una fiesta de élite.
Me explica que esta escena fue una de las más complejas y cautivadoras, ya que implicaba sincronizarse con el operador de cámara, Sasha, quien usaba una Steadicam para capturar sus movimientos.
“Esa colaboración fue crucial. Sasha tenía que cargar todo ese equipo, y yo necesitaba estar en el sitio exacto para que no fallara la sincronía. Fue un trabajo de mucha confianza, porque cualquier error podría haber terminado en un accidente”, refiere.
Además de la exigencia física, este personaje también representó para Saldaña un renacer artístico.
Hacia los 40 años, la actriz experimentó una crisis de identidad, cuestionándose si el tipo de personajes que interpretaba reflejaban realmente su esencia y sus capacidades.
“Durante mucho tiempo, estuve interpretando roles que me hicieron sentir como una impostora”, confiesa. La presión de ser una figura en franquicias globales de ciencia ficción como Star Trek y Avatar la llevaron a cuestionar si estaba haciendo justicia a su verdadero potencial.
“Sentí la necesidad de reencontrarme con la artista que llevo dentro, la niña que soñaba con actuar en papeles que la desafiaran y la acercaran a su público”.
Este renacer profesional viene también en un momento donde Saldaña desea utilizar su plataforma para contar historias que hablan de realidades poco exploradas en el cine, especialmente aquellas que reflejan las complejidades de la identidad y la cultura latina.
Al final, Emilia Pérez no es solo un proyecto más en su filmografía, sino una especie de carta de amor hacia sus raíces y un tributo a la mujer que ha luchado y aprendido a lo largo de su vida.
La emoción en su rostro es evidente mientras describe cómo esta experiencia le permitió recordar la pasión que la llevó a la actuación.
Frente a otras historias
Durante la conversación, le pregunto sobre las diferencias entre hacer grandes producciones de superhéroes y proyectos como Emilia Pérez, que tienen un carácter íntimo y personal. “La mayor comparación, en mi caso, es con Avatar”, responde.
“Aunque es una película épica y monumental, cuando la rodamos es en un ambiente íntimo y pequeño. Lo mismo sentí con Emilia Pérez, una experiencia colaborativa, libre y profundamente cuidada”, añade con particular emoción.
Personas en espera
A lo largo de su carrera, Saldaña ha buscado constantemente un equilibrio entre los proyectos de gran escala y aquellos que le permiten explorar temas complejos y conectar con su público en un nivel más cercano.
Este film no solo representa un cambio en el estilo de producción, sino también en la historia y el contexto. Emilia Pérez es una narrativa que entrelaza elementos del género musical y dramático, ambientada en el brutal escenario del narcotráfico en México.
“Es una historia sobre redención y sobre la posibilidad de construir un futuro en medio de la violencia”, comparte.
Su personaje, Rita, una abogada idealista, se une a Emilia (interpretada por Karla Sofía Gascón), una mujer trans que busca una nueva vida después de dejar su pasado criminal.
La relación entre Rita y Emilia se convierte en el corazón de esta historia: juntas, fundan una organización para ayudar a las víctimas de los cárteles.
La relación de Saldaña con su co-protagonista fue clave para el éxito de este proyecto. Le pregunto cómo fue trabajar con Karla Sofía Gascón, y cómo se desarrollaron esas escenas fundamentales en las que su personaje, Rita, se encuentra primero con Manitas, el personaje original de Emilia, y luego con Emilia en su nueva identidad.
“Ensayamos mucho esas escenas y las planificamos en casa de Jacques antes de rodarlas”, relata Saldaña.
“Para mí, cada encuentro era un descubrimiento, como si estuviera presenciando algo por primera vez una y otra vez”, agrega.
La profundidad de la interpretación de Saldaña se ve reflejada en la forma en que logra captar la transición de Emilia y su impacto en Rita.
A lo largo de la entrevista, queda claro que su entrega hacia el personaje va más allá de la mera actuación: es una exploración personal que conecta con su propia historia.
Me despido con la certeza de que Zoe Saldaña no solo ha conquistado Hollywood, sino que también ha reconectado con esa niña dominicana que soñaba con grandes escenarios, demostrando que el verdadero éxito radica en ser fiel a uno mismo y en seguir explorando nuevas formas de expresión.
Estoy seguro que Saldaña, será la reina de los próximos premios, no solo trayendo gloria y eternidad a su talento, sino también a una patria que la ama, la respeta y la admira.