Lo que debería ser un espacio seguro para los peatones, se ha convertido en un caos urbano lleno de negocios que han provocado daños en algunas zonas.
Caminar por las calles de la capital no es tarea difícil, pero tampoco fácil.
Ponerse en el lugar de una persona ciega, en silla de ruedas o con alguna dificultad para caminar y salir a las calles, chocaría con una realidad lacerante.
Lo que debería ser un espacio seguro para los peatones, se ha convertido en un caos urbano lleno de negocios que han provocado daños en algunas zonas.
Si llegas a Villa Juana, lo primero que te saluda es un puesto de venta de comida con sus desechos de su lado, no en un depósito para basura. Muchos están en cada esquina, abarcando desde la acera hasta la calle.
Los talleres de reparación de vehículos con sus neumáticos por doquier, herramientas y los mismos clientes que se sientan en las aceras. A esto se agregan letreros que hacen atraer a la gente.
Seguido de estas principales obstrucciones en las aceras, están los vehículos. En las calles que se ven los puestos de comida y talleres no se pueden quedar los vehículos estacionados, muchos abarcan varias cuadras.
Resulta difícil no toparse con un puesto de empanadas, frituras, venta de café o alguna acera dañada obstruyendo este sector.
En algunos puntos, cómo es en la calle Américo Lugo, ni aceras hay. En otras, la mayoría se ven amplias y fáciles de circular, pero una que otra destruida.
Otra zona muy habitada, pero difícil de transitar es Villas Agrícolas. Aquí la cosa se va poniendo peor, pues el nivel de aceras con daños es más alto.
La basura abarca muchas aceras de varias calles a pesar de que algunos residentes comentaron que el camión de la basura pasa con frecuencia.
Aquí también los residentes se adueñan de las veredas. Los motoristas hasta instalan filas de asientos para postrarse mientras esperan a sus pasajeros.
Muchas son las personas que transitan en las calles, pues no les queda de otra. En la calle Juan Erazo los puestos de vendedores informales abarcan la mayoría de las aceras.
Ya en este paso resulta complicado atravesar alguno de estos sectores sin tener alguna dificultad, ahora, tener consigo una dificultad sería una travesía.
Hasta construcciones en plena vereda donde los constructores dejan sus utensilios en las calles. Junto a esto también hay talleres de soldadura en la acera sin ningún tipo de cuidado para las personas que caminan alrededor.
Una de las calles de esta zona, la Moca, es un claro ejemplo de la invasión de espacios públicos, donde los negocios informales hacen imposible el tránsito peatonal.
Estas dificultades para la gente también las tienen los colmados, pues no se quedan atrás, hasta la mercancía que les va llegando la colocan también junto a sus motores de delivery estacionados.
A la hora de abordar algún vehículo, los transeúntes deben esperar en las calles, pues no les queda de otra.
Llegando ya a Villa Consuelo, las casas que se encuentran en las principales avenidas no dejan las aceras libres, pues están construidas hasta la calle, dejando el contén como espacio divisorio entre las casas y la calle.
En Villa Consuelo es donde se visualizan las peores condiciones para transitar, desde zonas que ni aceras tienen hasta negocios que las han destruido para apropiarse de esos espacios.
A pesar de que en los parques exista una que otra rampa para acceder desde la calle, los comerciantes que han invadido las aceras no permiten que se pueda llegar a estos o las aceras están en malas condiciones
Tienen que recurrir a las calles porque las veredas que están hechas para la gente la ocupan los carros, están dañadas o invadidas.